UN NIÑO DIGNO DE CONTEMPLACION
PARA REFLEXIONAR
Mechelle Holbrook
Escritura de Hoy: “Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Y su madre conservaba todas estas cosas en el corazón.” Lucas 2:51 NIV
Tema: Jesús respondió de una manera inesperada: con obediencia, mansedumbre y humildad, incluso cuando Sus padres lo malinterpretaron, lo culparon y lo cuestionaron.
UN VISTAZO A LA INFANCIA DE JESÚS
Las Escrituras ofrecen solo algunas perspectivas sobre los primeros años de Jesús, pero Lucas 2 nos ofrece una de las más impactantes. Cuando tenía doce años, Su familia viajó a Jerusalén para la Pascua. Después de la celebración, María y José emprendieron el viaje de regreso, solo para darse cuenta de que Jesús había desaparecido. Su frenética búsqueda duró tres largos días hasta que lo encontraron de vuelta en Jerusalén, en el Templo, sentado tranquilamente entre los maestros, escuchando, haciendo preguntas y asombrando a todos con Su sabiduría.
EL ASOMBRO Y LA CONFUSIÓN DE MARÍA
Como cualquier padre preocupado, María lo cuestionó. Y Jesús respondió con una declaración que reveló tanto Su identidad como Su misión: Él les respondió: “¿Y por qué me buscaban? ¿Acaso no sabían que es necesario que me ocupe de los negocios de mi Padre?” (Lucas 2:49b, RVC). Fue un momento en el que Su propósito divino irrumpió en Su infancia. Sin embargo, Lucas nos dice que María y José no comprendieron del todo lo que quería decir. Aun así, María atesoró esos momentos, momentos llenos de asombro, misterio y santa maravilla.
LA FE DE UN NIÑO
Los padres de hoy frecuentemente experimentan un pequeño reflejo de ese asombro. Los hijos pueden sorprendernos con verdades que lógicamente no deberían saber, o con una fe sencilla que trasciende el ruido de la edad adulta. Cuando mis hijos eran pequeños, decían y hacían cosas que me asombraban: momentos de inocencia, perspicacia y sensibilidad espiritual que me hacían detenerme y maravillarme. Otras veces, no veía su fe infantil y menoscababa su perspicacia infantil. Ojalá hubiera valorado más estas cosas. Pero a medida que llega la edad adulta, las cosas suelen complicarse. Pensamos demasiado, nos preocupamos, cuestionamos y perdemos parte de esa hermosa sencillez que los niños tienen por naturaleza.
Una buena amiga mía ve este mismo asombro infantil en sus hijos. Uno de ellos no solo se refiere al Señor Dios con dulce sinceridad como su "Papá Jesús", sino que también dice con frecuencia cosas que revelan una fe profunda y sencilla, y una comprensión inusual de quién es Dios. Sus preguntas y observaciones frecuentemente la detienen en seco y le recuerdan que los niños suelen captar las verdades espirituales con mayor claridad y belleza que los adultos. Si los niños comunes pueden asombrarnos así, imaginen el asombro que sintió María al criar al Mesías.
MAJESTAD ENVUELTA EN SUMISIÓN
Lo que sigue en el pasaje es tan asombroso como la sabiduría de Jesús: "Luego descendió con ellos... y les obedecía" (Lucas 2:51). El Hijo de Dios, quien habló con los maestros de la Ley y comprendió Su identidad celestial, decidió regresar a casa y someterse a Sus padres terrenales. Esta mezcla de majestad y mansedumbre revela el corazón de Jesús mucho antes de que comenzara Su ministerio público.
Hazlo Algo Personal: Esta Navidad nos invita no solo a maravillarnos con las maravillas del nacimiento de Jesús, sino también a reflexionar en Su ejemplo. Jesús tenía derecho a ejercer Su autoridad, pero acepto la sumisión, la humildad y la obediencia. El honor y el respeto que mostró hacia María y José, Sus padres terrenales, nos muestran que la sumisión no es debilidad; es fuerza bajo control. Es elegir el camino de Dios... incluso cuando creemos saber más. Entonces, ¿a qué te invita Dios a practicar la sumisión Cristiana? ¿A tu actitud, tus relaciones, tu horario, tu orgullo o tu disposición a dejarte guiar? Tendremos la oportunidad de practicar esto al reunirnos con nuestras familias esta Navidad.
Como María, tómate un tiempo para reflexionar.
Como Jesús, elige someterte.
Hay mucho que atesorar en nuestros corazones en esta época, y no hay mejor momento para acoger la humilde obediencia del Niño que vino a salvarnos.
Ore: Jesús, Tus Palabras siempre dan vida. Al leer sobre Tu santidad y grandeza a medida que se desarrollaba Tu plan, vemos Tu mansedumbre y sumisión a Tus padres terrenales. Jesús, ayúdanos a imitar Tus acciones de obediencia y sumisión. Ayúdanos a tomarnos un tiempo para reflexionar y no perdernos las maravillas de esta Navidad. Amén.
Lee: Lucas 2:41-52, Mateo 18:3
Versículo de Memorizar de la Semana: “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, victorioso y humilde.
Viene montado en un burro, en un burrito, cría de asna.” Zacarias 9:9, NVI