GRACIA DESORDENADA
Susan Murray
Escritura de Hoy: “Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: ¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!’” Lucas 5:8, NVI
Tema: Dime mentiras como: “He cometido demasiados errores y aún no he superado mis defectos”.
CRISIS DE IDENTIDAD
Allí se encuentra Pedro, el pescador ocupándose de sus propios asuntos, limpiando sus redes después de una larga e improductiva noche de pesca. Mientras hace su trabajo, escucha la voz de Jesús mientras enseña a lo largo de la orilla del lago de Genesaret (el mar de Galilea). Jesús acababa de comenzar Su ministerio de enseñar y sanar a las personas que acudían a Él. Mientras la multitud se acercaba, Jesús le pidió a Pedro que lo llevara un poco más lejos en su bote para que todos pudieran escuchar lo que Él estaba diciendo.
Las palabras de Jesús debieron impresionar a Pedro porque obedeció las instrucciones de Jesús de volver a pescar, incluso mientras expresaba dudas debido a que la noche anterior no había pescado nada. El resultado fue una cantidad milagrosa de peces capturados, lo que resultó en la respuesta aparentemente extraña de Pedro. Uno pensaría que estaría muy feliz, bailando y abrazando a Jesús, expresando su agradecimiento. Sin embargo, eso no es lo que sucedió aquí. Pedro miró más al Bendecidor que la bendición.
En lugar de abrazar y agradecer a Jesús, Pedro se dio cuenta de que estaba en la presencia del Señor. Jesús reveló Su deidad a Pedro y la única respuesta apropiada fue humildemente caer de rodillas. Al estar consciente de Jesús como Señor hizo que Pedro fuera consciente de su pecaminosidad. Su vergüenza y convicción eran insoportables, así que le pidió a Jesús que se fuera. Pedro sabía que no era digno de estar en la presencia de Jesús. Tenía miedo porque, como buen israelita, sabía que la Presencia de Dios estaba escondida detrás del velo en el Lugar Santísimo del Templo. No cualquiera podía ir a la presencia de Dios. Es posible que haya sentido que su propia vida estaba en juego.
NUEVA IDENTIDAD
Pedro no murió en la presencia del Señor ni Jesús lo dejó. Jesús le dijo que no tuviera miedo, luego le dio a Pedro una nueva identidad y propósito: pescador de personas. La pecaminosidad de Pedro no lo descalificó para seguir a Jesús. De hecho, la respuesta de Pedro es un ejemplo para nosotros de una respuesta apropiada cuando experimentamos por primera vez la grandeza de Jesús y lo vemos por lo que realmente es. Sin embargo, eso es solo el comienzo. Pedro siguió a Jesús en esta tierra durante tres años, aprendiendo más y más acerca de Jesús y de sí mismo.
NECESIDAD CONTINUA
Pedro es una de mis personas favoritas en la Biblia. Se equivoco una y otra vez. Fue apasionado, impulsivo y temeroso. Creyó y dudo. Él malinterpreto y entendió quién era Jesús y de qué se trataba. Él fue un desastre. Yo puedo comprender eso.
Su fracaso más conocido es cuando negó ser discípulo de Jesús tres veces la noche anterior a la crucifixión. Jesús lo sabía e incluso le advirtió, pero Pedro en su arrogancia y confianza en sí mismo aseguro que nunca abandonaría a Jesús, aunque todos los demás discípulos lo hicieran. Pensó que amaba a Jesús más que los otros discípulos. Sin embargo, negó a Jesús. Al darse cuenta de que las palabras de Jesús se habían hecho realidad, Pedro se entristeció. Lloró por su fracaso. Aun así, este no fue el final de Pedro. Este es el amor de Dios por Pedro preparándolo. El plan de Dios no se ve estropeado.
Es interesante que nunca hubiéramos sabido sobre la negación de Pedro si no se lo hubiera confesado a los demás. ¡¡Que animo!! Pedro supo que era un pecador en el momento en que conoció a Jesús, pero tal vez Pedro pensó que podía arreglarse a sí mismo siguiendo y dependiendo de su propio amor por Jesús. Necesitaba una comprensión más profunda de la profundidad de su pecaminosidad.
RESTAURADO
Después de la resurrección, los discípulos vieron a Jesús en múltiples ocasiones. En Juan, capítulo 21, Pedro y algunos de los otros habían vuelto a pescar. No reconocieron a Jesús cuando los llamó desde la orilla, preguntándoles por su pesca. No había ninguno, así que Jesús les dijo que tiraran las redes al otro lado de la barca. Las redes volvieron llenas de peces. Una vez más, la cantidad de peces capturados fue milagrosa y Jesús fue reconocido.
Esta vez, en lugar de querer esconderse de Jesús, Pedro salta al agua, abandonando a los demás en su prisa por llegar a Jesús. ¡Qué cambio! Pedro ahora confiaba en el amor de Jesús por él. Pedro sabía que era un desastre y que necesitaba a Jesús. Jesús vino a dar gracia --No hay necesidad de esconderse.
Entonces Jesús le preguntó a Pedro si lo amaba “más que estos” indicando a los otros discípulos. Pedro dijo: “Sí, tú sabes que te amo” sin ninguna comparación con los demás. Le preguntó a Pedro una segunda y tercera vez si lo amaba y cada vez Pedro dijo: "Sí". Cada vez, Jesús instruyó a Pedro para que cuidara o alimentara a sus ovejas: la iglesia venidera. Pedro fue totalmente restaurado para cumplir el propósito que Dios le había llamado: se convirtió en el primer líder de la Iglesia del Nuevo Testamento. Su fracaso no lo descalificó.
Hágalo Algo Personal: ¿De qué manera es usted un desastre como Pedro? ¿Es jactancioso, arrogante, temeroso, impulsivo y/o comparativo? ¿De qué está más seguro: del amor de usted por Jesús o del amor de Jesús por usted? ¿Está esforzándose por hacer las cosas bien, sintiendo que, si se equivoca, Jesús no puede usarlo para Su reino? Tengo buenas noticias. Jesús tiene un plan para usted que no puede ser desbaratado. Puede tomar una ruta que no espera para primero humillarse para que usted vea su necesidad de gracia continua. La gracia de Dios va para aquellos que saben que son un desastre y lo admiten. Solo necesita confesar su necesidad diariamente y correr a Jesús.
Ore: Amado Dios Padre, Creador de todo lo que hay en el cielo y en la tierra, soy un desastre, como Pedro. Te amo, pero trato de vivir por mi propia confianza en mí mismo. Olvido que, sin Ti, no puedo hacer nada. Admito mis fallas en obedecerte, así como los pecados de orgullo y autosuficiencia. Merezco ser expulsado, sin embargo, Dios Padre, expulsaste a Jesús mientras colgaba en la cruz para que yo pudiera ir a Tu presencia. Me das Tu amor y me levantas, dándome dones para servir a los demás. Tu sacrificio lleno de gracia en la cruz cubre todos mis fracasos y TUS planes nunca se ven frustrados. Tu amor es digno de confianza. Amén.
Leer: Filipenses 1:6; Salmo 90:14-17; Efesios 2:10; 1 Juan 4:16; Juan 15:5
Versículo de Memorizar de la Semana: ”Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8 (NVI)