EL DIEZMO Y MUCHO MÁS ALLÁ
Kimberly Lawrence
Escritura de Hoy: “¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la Ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello.” Mateo 23:23, NVI
Tema: Jesús no rebajó el estándar; lo apoyó, lo explicó y lo profundizó.
LLAMÁNDOLOS A CUENTAS
En nuestra Escritura de hoy, escuchamos a Jesús reprender a los escribas y fariseos.
Aunque eran un grupo respetado de líderes del templo, meticulosos en sus prácticas religiosas externas, frecuentemente perdían el corazón y el propósito de la Ley de Dios.
En este ejemplo, estaban dando el diezmo de sus pequeñas hierbas del huerto… entregando el 10% de sus cultivos más diminutos… para cumplir con las leyes del diezmo (Levítico 27:30). El problema de Jesús no era su obediencia, sino su descuido de asuntos más importantes. Mientras seguían un conjunto de “reglas,” tal vez fallaban en tratar con justicia a los pobres y oprimidos, mostrar compasión y perdón a los demás, o demostrar fidelidad a Dios y a Sus propósitos. Un poco más adelante en el pasaje, Jesús enfatiza el punto diciendo: “¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito, pero se tragan el camello” (Mateo 23:24).
YO Y MI TEMPERAMENTO
Como cristiana, mi meta es reflejar el Fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).
Usualmente siento que voy bien hasta el final de la lista, sintiéndome bastante orgullosa… hasta que todo se desmorona. Amor (listo), gozo (listo), paz (listo), paciencia (listo), benignidad (listo), bondad (listo), fe (listo), mansedumbre (listo), y dominio propio (ay…). ¡Siempre hay uno que me cuesta! Mis amigos y familia te dirán que mi temperamento no refleja mi estatura pequeña… y es lo suficientemente grande como para meterme en situaciones complicadas. Al considerar el Fruto que estoy llamada a dar, tiendo a resaltar lo que hago bien y a ignorar lo que pone a prueba mi carne. Sirvo, doy, oro… y pierdo la cabeza cuando alguien me pita, me corta en el tráfico o me da un golpe en la puerta. Aunque es tentador establecer mi propio estándar de comportamiento aceptable, sospecho que Jesús consideraría esto como la misma hipocresía que reprendió en los escribas y fariseos.
La verdadera obediencia a Dios no se trata de obsesionarse con detalles religiosos triviales mientras se ignoran asuntos significativos como la justicia, la misericordia y la fidelidad. No me toca elegir qué Fruto voy a dar, ni cuándo, según mi circunstancia.
Dios desea compasión e integridad en nuestro corazón y nuestras acciones, no solo precisión en el ritual. Debo evaluar mis intenciones, pensamientos y comportamientos usando la voluntad de Dios como vara de medir… no la mía.
ASÍ SOY YO…TÓMALO O DÉJALO
Nuestro mundo promueve la mentalidad de "Así soy yo". Esta mentalidad frecuentemente se disfraza de excusa legítima para comportarse de manera egocéntrica, dando a entender que es imposible cambiar. Esta afirmación se ha utilizado para validar todo tipo de comportamiento egoísta, grosero, tosco, tacaño, perezoso, terco, impaciente y descarado... ¡a veces incluso por mí! En lugar de inventar nuestro propio estándar para validar nuestra conducta y negarnos a cambiar, consideremos quién es Dios e imitemos esas características.
Hazlo Algo Personal: ¿Reconocerías que hay áreas de tu vida que requieren una evaluación honesta hoy? ¿Cumples con todos los requisitos técnicos (el culto dominical, el tiempo de oración, el servicio, incluso el diezmo), pero pasas por alto los asuntos más importantes de la justicia, la misericordia y la fidelidad? Ora conmigo para que Dios abra nuestros corazones para ver más allá de lo trivial, hacia lo eterno.
Ore: Dios, gracias por ser un Dios amoroso y fiel. Gracias por enviar a tu Hijo para enseñarnos a ser fieles en todo, incluso en lo que no nos resulta fácil. Perdóname cuando he estado dispuesto a pasar por alto mi mal comportamiento o he intentado justificarlo. Revélame las maneras en que me llamas a ser mejor y a pensar en grande. Quiero reflejar el corazón de Cristo y te pido que me des el deseo, el discernimiento y la humildad para hacer estos cambios. En el nombre de Cristo Jesús, amén.
Lee: Miqueas 6:6-8; Mateo 5:17-20; 1 Samuel 15:22
Versículo de Memorizar de la Semana: “ Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra.” 2 Corintios