QUIZÁS ORAR AYUDE
Carey Madding
Escritura de Hoy: Levanto la vista hacia las montañas; ¿viene de allí mi ayuda? ¡Mi ayuda viene del Señor, quien hizo el cielo y la tierra!” Salmo 121:1-2, NVI
Tema: Sólo existe una fuente de ayuda para el dolor, la ansiedad y la pérdida. Es el Dios Creador.
AUTOSUFICIENTE
¿Puede suponer mi pecado secreto? Bueno, se reduce al orgullo, pero se manifiesta como autosuficiencia. Puedo averiguarlo; Puedo trabajar más duro; ¡Si me da un minuto, puedo hacer esto! Ese es un verdadero problema, porque todo lo que soy y sé, cada habilidad y talento que tengo, todo eso son regalos del Señor Dios. Mi cerebro y mis habilidades (de hecho, la educación que recibí para desarrollar este cerebro y mi acceso a los libros y al aprendizaje) no fueron obra mía, sino la bendición de Dios sobre mi vida.
Aun así, cuando las cosas se ponen difíciles, trato de manejar yo misma la tentación, los problemas, la confusión o un revés financiero. Me he quedado en la cama pensando en estrategias y preocupándome. Le he “pedido prestado a Pedro para pagarle a Paul”, como solía decir mi madre. Como último recurso, oré.
VOLTEARLO
En mi escritorio tengo un dicho enmarcado. Es gracioso y sarcástico. Es para recordarme la tontería y la inutilidad de intentar hacerlo yo misma y recurrir a Dios en último lugar. Dice en letras grandes y negritas: “Tal vez orar ayude”. ¡Por supuesto, orar ayudará! Dios es mi única fuente... entonces, ¿por qué me toma tanto tiempo llegar allí?
ORAR POR TODO
En mi vida diaria, estoy aprendiendo a orar por todo. Si estoy conduciendo y me preocupa llegar tarde, oro para estar en paz y que la persona en mi cita sea comprensiva. Si es culpa mía llegar tarde, pido perdón a Dios y también se lo pedire a mi amigo/médico/empleado del personal cuando llegue. Si tengo dolor de cabeza, oro por ello. Si estoy confundido acerca de una decisión, oro por ello. Si tengo una necesidad económica, se lo digo a Dios y le pido sabiduría.
PRACTIQUE AHORA
Es vital practicar este “volver a Dios” ahora, en las cosas pequeñas e insignificantes, por varias razones. Primero, fortalece mi fe y confianza en Dios cuando oro, Él escucha y cuando responde. Eso es vital, por mi segunda razón: llegará un día con un diagnóstico tan duro, o una necesidad tan grande que sólo Dios podrá rescatarme. Si Él decide no rescatarnos directamente, entonces habrá un dolor tan grande que Él seguirá siendo la única fuente de consuelo, fortaleza y paz. No quiero esperar hasta ese día desastroso para intentar mirarlo. Necesito aprender a confiar en el Señor, Creador del cielo y de la tierra (¡y de mí!) para afrontar y sanar cada dolor y necesidad.
Hágalo Algo Personal: ¿En quién o en qué confía? ¿Su cerebro, su médico, sus finanzas o sus amigos? No tienen todas las respuestas que necesita, ni pueden llenar el profundo dolor de su corazón cuando está asustado, solo o afligido. Sólo Dios puede sanar nuestras almas y traernos paz e incluso alegría nuevamente. Asegúrese de tener “el hábito” de mirar a Él y no a sus propios recursos o comprensión, para que, en el día de la dificultad, Él sea su Fuente habitual.
Ore: Dios Padre, sé en mi corazón que Tú eres la fuente de todo lo que es bueno, santo y recto en este mundo. Espíritu, invítame y recuérdame que clame a Dios primero. Gracias, Jesús, por escuchar, sanar e interceder como mi Sumo Sacerdote. Amén.
Leer: Filipenses 4:5-7; 1 Tesalonicenses 5:16-18; Salmo 121
Versículo de Memorizar de la Semana: “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.” 1 Corintios 10:13, NVI