LAS ACCIONES HABLAN MÁS QUE LAS PALABRAS
Kimberly Lawrence
Escritura de Hoy: “...Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. “Filipenses 2:7, NVI
Tema: Seguimos la mentalidad de Jesús cuando voluntariamente tomamos el lugar de un siervo en lugar de aferrarnos al poder y el honor.
MUÉSTRAME; NO ME DIGAS
Margaret Thatcher dijo una vez: “Ser poderosa es como ser una dama. Si tienes que decirle a la gente que lo eres, no lo eres”. Es una de mis citas favoritas porque sus palabras reflejan una profunda verdad: el verdadero poder no se demuestra con la proclamación, sino con la postura.
Las palabras de Pablo en Filipenses 2:7 nos recuerdan que Jesús voluntariamente dejó de lado Sus privilegios y poderes, asumiendo la actitud de un siervo. Eligió la humildad, el amor y el sacrificio por encima del estatus o el reconocimiento. A veces, las voces humildes y silenciosas hablan con más fuerza.
NO CONFUNDAS LA BONDAD CON LA DEBILIDAD
Jesús, Dios todopoderoso, no anunció ni impuso Su autoridad con dureza. La reveló al entregarla, al humillarse, al lavar pies, al cuidar de los demás y, finalmente, al dar Su vida. Su fortaleza se manifestó en la humildad, la ternura y la deferencia. Aunque tenía todo el derecho a exigir honor y obediencia, eligió la humildad, el servicio y el sacrificio.
¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL?
Nuestro mundo mide la grandeza por el poder, la posición y el reconocimiento. Promover nuestros logros es un comportamiento aprendido. Desde pequeños, nos miden, comparan, clasifican y evalúan en tantas áreas de la vida que esto crea una necesidad constante de validarnos, afirmando nuestro poder e influencia.
Pero… lee Lucas 14:7-11, donde Jesús cuenta una parábola sobre la humildad. Usa el ejemplo de ser invitado a una fiesta de bodas. En lugar de ir al frente, tomando el lugar de honor, Él nos anima a ocupar primero el lugar más bajo. “Pues aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados.” (Lucas 14:11 NTV). Jesús demuestra aún más una postura de servidumbre cuando lava los pies de Sus discípulos, justo antes de Su crucifixión. Si alguna vez hubo un momento para que Jesús fuera servido, sobre todo considerando lo que estaba a punto de hacer, era entonces. En cambio, Jesús realizó un acto humilde de servicio, normalmente reservado para el siervo más humilde. Además, instruyó a sus discípulos a lavarse los pies unos a otros, tal como él lo había hecho con ellos. ¡El liderazgo de servicio definitivo!
Hazlo Algo Personal: El camino del servicio no es glamoroso; frecuentemente oculto, no agradecido y desapercibido. Pero es santo. Cada acto de servicio desinteresado refleja el corazón de Cristo. Consideremos por un momento que, a veces, el mayor poder se evidencia en la moderación. Como Sus seguidores, estamos invitados a adoptar esta misma mentalidad de servicio. En nuestros hogares, lugares de trabajo y comunidades, el llamado no es a promover nuestro propio estatus, sino a servir con discreción y fidelidad. Es en esos actos humildes e invisibles que Su poder en nosotros se manifestará.
Ore: Dios Señor, nos mostraste que el verdadero poder reside en la humildad. Ayúdame a dejar de lado mi orgullo para poder servir a los demás como Tú lo hiciste. Perdóname cuando he sido egoísta. Que mi vida refleje discretamente Tu grandeza a través del amor y la abnegación. Amén.
Leer: Filipenses 2:3-11; Lucas 14:7-11; Marcos 10:45; 1 Pedro 5:5
Versículo de Memorizar de la Semana: “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús.” Filipenses 2:5, NVI