PARA QUE
Erin Kranz
Escritura de Hoy: “‘No fue por sus pecados ni tampoco por los de sus padres, contestó Jesús. Nació ciego para que todos vieran el poder de Dios en él.’” (Juan 9:3, NTV)
Tema: A veces nuestro dolor estaba destinado a ser usado para los propósitos de Dios, incluso cuando no estamos conscientes de Sus planes.
UNA SANIDAD, PERO PLANIFICADA
Me encanta esta historia. En la Biblia vemos algunas historias de diferentes personas, y este ciego anónimo es una de ellas. El capítulo comienza con los discípulos de Jesús preguntándole: “Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?” (v. 2). Jesús respondió con el versículo de hoy: “‘No fue por sus pecados ni tampoco por los de sus padres, contestó Jesús, sino que esto sucedió para que las obras de Dios se manifiesten en él’”. ¡Y luego Jesús lo sana! Es un milagro, pero también nos deja con una verdad un tanto incómoda: Dios permitió que este hombre naciera ciego y sufriera las consecuencias de ello para que un día su gloria pudiera ser revelada.
Probablemente hay un par de razones por las que esto nos incomoda. En primer lugar, a algunos de nosotros nos puede resultar difícil aceptar la idea de que Dios permite el dolor en este mundo. Y, en segundo lugar, ¿cómo puede Dios ser “bueno” si planeó que la vida de alguien fuera así?
UN TESTIMONIO
Creo que es importante observar la reacción del [ex] hombre ciego y lo que hace a continuación. ¿Mira a Jesús y se queja diciendo: “Si pudiste hacer esto todo el tiempo, ¿por qué dejaste que yo naciera así?”. ¡No! El hombre va y les cuenta a todos sus vecinos y líderes religiosos lo que Jesús hizo por él y finalmente cree en Jesús como su Señor (v. 38). ¡Qué alivio que haber nacido ciego no fue su culpa! Para la persona en desventaja, con mala salud o sufriendo, saber que no es un castigo o una maldición vergonzosa es una buena noticia. Imaginemos la doble vergüenza de sufrir y creer que, en cierto modo, es merecido. Jesús alivia ese malentendido y ofrece un cuadro más claro que nos sigue instruyendo a no juzgar a los afligidos. La gloria de Dios se reveló a través de la vida de este hombre, y él eligió reconocer el gran poder de Dios y estar agradecido.
En Jeremías, Dios se lo dice a Israel de esta manera: “Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero.” (Jeremías 18:6b, NVI). Volviendo a nuestra serie de Romanos, ¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios?” (Romanos 9:21, NVI). Solo Dios es quien tiene el control absoluto, y aunque el dolor o la incomodidad pueden durar una noche, “por la mañana habrá gritos de alegría.” (Salmo 30:5b, NVI).
Hazlo Algo Personal: ¿Cómo se está desarrollando tu historia redentora? ¿Estás en medio de una circunstancia dolorosa o Dios te ha dado una perspectiva sobre una herida del pasado? Es cierto que no siempre llegamos a saber el “por qué” de algo en esta vida, pero ¿te has permitido reconocer el poder y la bondad de Dios aun así? Deja que Él siga revelándose a ti; Él está presente incluso en tu dolor.
Ore: Padre Dios, gracias porque podemos confiar en que Tus propósitos son buenos. Ayúdanos en medio de nuestro dolor y nuestras luchas. Consuélanos y envuélvenos en Tus brazos. Danos un vistazo de Tu victoria eterna. A Ti sea la gloria. Amén.
Lee: Juan 9, Jeremías 18:1-6, Romanos 9:21, Salmo 30:5
Versículo de Memorizar de la Semana: “Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.” Mateo 5:45b (NVI)