Martes - LA BUENA CRIANZA DE DIOS


LA BUENA CRIANZA DE DIOS

Kimberly Lawrence

Escritura de Hoy: “Pero el Señor dijo: “Hazle caso al pueblo en todo lo que te diga. En realidad, no te han rechazado a ti, sino a mí, pues no quieren que yo reine sobre ellos.’” 1 Samuel 8:7, NVI 

Tema: Cuando Su pueblo rechaza la autoridad de Dios, Él permite que ellos y nosotros suframos las consecuencias de esa decisión.

A LA TRADICIONALIDAD

Mi esposo y yo tuvimos a nuestros hijos en una época en la que se originaron términos como “madre helicóptero” y “padres quitanieves”. Nuestra generación fue la primera en buscar alternativas a las reglas y límites rígidos que existían cuando nos criaron los de generación baby boomers y, en cambio, nos nutrieron y mimaron con una “crianza cariñosa”. En extremo, esta versión de la crianza se hizo famosa por la sobreprotección de los padres, su excesiva implicación y la eliminación de las consecuencias para ayudar a sus hijos a evitar dificultades o adversidades. En algunos casos, la consecuencia no deseada resultó en niños con falta de independencia, capacidad para tomar decisiones y responsabilidad personal de acuerdo con su edad.

CONSECUENCIA: UN MAESTRO NATURAL

Afortunadamente (o por desafortunadamente) para los niños Lawrence, fuimos criados por padres anticuados. Por lo tanto, adoptamos lo que, en aquel momento, era una versión contracultural de la crianza. Permitimos que las consecuencias de sus decisiones influyeran en las decisiones que tomarían en el futuro en lugar de intervenir y evitarlas. Esto puede haber parecido duro o insensible... pero era todo lo que sabíamos, y creíamos que la mejor manera de que aprendieran era a través de la experiencia.

Quizás nos percibían como los "padres malos"... aquellos que no trajeron el almuerzo olvidado o la ropa de baloncesto a la escuela por tercera vez ese mes. ¿No quieres traer una sudadera a la escuela como sugerí? No había mejor lección que la corta caminata desde la parada del autobús con 40 grados y vientos de 15 millas por hora. ¿Llegar tarde al entrenamiento o llegar sin preparación y tener que correr unas vueltas? ¡Te apoyo, entrenador! Ninguna de estas experiencias cambió mi vida en ese momento. Sin embargo, sentaron las bases con consecuencias de las que crecerían y aprenderían.

Como padres, es natural querer proteger a nuestros hijos del dolor, la decepción o el fracaso por amor a ellos. En mis ejemplos desenfadados sobre mis hijos, nunca encontré placer en su sufrimiento, y ciertamente no los amé menos que otros padres al permitir que esas consecuencias ocurrieran. Mi objetivo era ayudarlos a desarrollar resiliencia, sabiduría y una comprensión más profunda de la responsabilidad personal, habilidades importantes para la vida que les servirían (más allá de la incomodidad temporal) hasta bien entrada la edad adulta.

LAS CONSECUENCIAS DE RECHAZAR A DIOS

Dios, nuestro Padre, nos enseña de algunas maneras similares. Los israelitas rechazaron a Dios y exigieron un rey, a pesar de la advertencia de Samuel sobre los altos impuestos e incluso esclavitud. Dios les hablaba, pero lo rechazaron, deseando ser como otras naciones con un rey mortal que los guiara y librara sus batallas. Como el padre que nos permitió aprender de nuestras propias acciones y terquedad, el Señor Dios dijo: “Hazles caso, respondió el Señor; dales un rey.” (1 Samuel 8:22, NVI). Luego permitió que los israelitas aprendieran por experiencia propia, incluso en medio de la adversidad, que la verdadera realeza pertenece a Dios, no a los gobernantes humanos.

Hazlo Algo Personal: Puedo dar certificar de que yo también soy terca. A veces he aprendido por las malas en lugar de buscar la guía de Dios, escuchándolo a Él en lugar de escuchar mi propia voz. Sin embargo, estos tropiezos no fueron fracasos sin mérito. Fueron y siguen siendo momentos de enseñanza que han moldeado mi vida y mi caminar con Dios. Dios no causó mis dificultades ni mi angustia. Yo sí. Pero, a través de esas experiencias, nunca me abandonó. Me enseñó lecciones poderosas que, paso a paso, me acercaron aún más a Él.

Ore: Dios, yo quisiera que siempre fuera fácil escuchar y obedecer. Perdóname. Sé que he sido como un niño rebelde, pero Tú eres paciente, amoroso y perdonador. Ayúdame a buscar Tu guía a diario para mi vida. Lléname del Espíritu Santo para que pueda someterme a Tu autoridad y vivir una vida que Te agrade.

Lee: Deuteronomio 28:15; Jeremías 7:13; Lucas 6:46; Hebreos 2:1-3

Versículo de Memorizar de la Semana: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.” 2 Crónicas 7:14, NVI