Martes - FUERZA HACIA Y PARA EL CUERPO


FUERZA HACIA Y PARA EL CUERPO

Kimberly Lawrence

Escritura de Hoy: “Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.” Hebreos 10:25, NTV 

Tema: Reunirse como creyentes en la iglesia es mutuamente edificante, especialmente en tiempos difíciles.

¿PARA QUÉ MOLESTARSE?

“Hace frío.” “Llueve.” “Hay mucha gente.” “Estoy cansado.” “No tengo ganas.” “Lo veré en línea.” ¿Has usado alguna o todas estas excusas para faltar al culto dominical? Yo sí. En cambio, también he tenido muchas ocasiones en las que he superado todas esas excusas para asistir, ¡y vaya si me agradecí! Esos son los momentos en los que me lleno del Espíritu Santo, a veces hasta las lágrimas, con cientos de personas a mi alrededor alzando sus manos y voces juntas durante el culto. Estos son también los momentos en que el mensaje parece haber sido escrito solo para mí, o cuando me encuentro con alguien a quien no he visto en mucho tiempo y sé que ambos estábamos destinados a estar allí con ese mismo propósito. El culto comunitario es un componente importante de nuestro camino de fe… donde se dan la enseñanza, el aprendizaje, la conexión y la inspiración. No priorizar esta reunión nos priva, a nosotros y a los demás, de la obra que Dios puede hacer en nuestras vidas.

REFUGIO EN LAS TORMENTAS

Especialmente en épocas difíciles, cuando la vida se siente incierta, pesada o abrumadora, puede ser tentador aislarse. El dolor y el desánimo muchas veces nos susurran que estamos solos, que nadie nos entiende y que reunirse con otros es demasiado difícil. Pero el escritor de Hebreos nos llama a algo más profundo y poderoso que el aislamiento: la comunidad en Cristo. Él nos provee la iglesia PARA nosotros, no solo como algo más en nuestra lista de tareas pendientes. Jesús conoce cada dolor y tormenta que enfrentamos y no solo nos ha ofrecido Su presencia, sino que también nos ha dado a Su pueblo. La iglesia no es un lugar perfecto, pero es un lugar diseñado para la fortaleza mutua. Cuando nos reunimos, ya sea para adorar, orar o conversar en silencio, recordamos que no caminamos solos. Las cargas que llevamos se sienten más ligeras cuando otros nos ayudan. Así como recibimos ánimo, estamos llamados a ofrecerlo. Estamos destinados a estar juntos.

La iglesia primitiva lo comprendió bien. Bajo persecución y presión, se aferraron unos a otros y a Jesús. Sus reuniones no eran solo hábitos religiosos, sino fuentes de esperanza, testimonio y gracia. Hoy, al enfrentar nuestras propias pruebas, la instrucción sigue vigente: “No dejen de reunirse”. Asistan, incluso cuando sea difícil o cuando simplemente no tengan ganas. Habla vida sobre alguien y permitan que otros hablen vida en ustedes. Jesús se mueve a través de Su iglesia y nos eleva a través de los demás. ¡Vengan y observen Su obra!

Hazlo Algo Personal: Si hace tiempo que no asisten al servicio dominical… asistan. Si asisten con regularidad, contacten a alguien de su iglesia a quien no hayan visto en mucho tiempo para compartir una palabra de aliento o una oración. Invítalos a reunirse contigo en la iglesia o, mejor aún, ¡recógelos! A veces, el gesto más pequeño es la chispa que alguien necesita para seguir adelante.

Ore: Dios Señor, gracias por nunca dejarnos solos en nuestras dificultades. Gracias por el don de Tu Cuerpo, la Iglesia. Recuérdame que no lo dé por sentado y ayúdame a apoyarme en Tu comunidad, no a alejarme de ella. Enséñame a dar y recibir ánimo, especialmente cuando la vida se siente pesada. Que nuestra reunión siempre nos lleve de vuelta a Ti. En Tu nombre, amén.

Leer: Hechos 2:42-47; Colosenses 3:16; Mateo 18:20

Versículo de Memorizar de la Semana: “No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.” Hebreos 10:25, RVC