Martes - EL PODER DEL AMOR RADICAL


EL PODER DEL AMOR RADICAL

Diana Ordonez

Escritura de Hoy: " Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros." Juan 13:34-35, NVI 

Tema: Trabajen en amarse unos a otros. ¡Parece fácil, pero puede ser difícil!

UN LLAMADO AL AMOR MÁS ALLÁ DE LAS DIFERENCIAS

¿Alguna vez te has encontrado criticando o juzgando a los demás, especialmente cuando parecen poco amables o negativos? Lo he hecho, y con el tiempo me he dado cuenta de que mi ira, mis juicios y mis críticas frecuentemente surgían de un dolor profundo, ya fuera un juicio propio o heridas no resueltas que llevaba. A veces, incluso cuando el dolor era causado por acciones reales del presente, yo estaba reaccionando a expectativas y necesidades insatisfechas que alguien no podía o no quería satisfacer.

La verdad es que no vemos a los demás como son, los vemos como somos nosotros. Sin comprender mi propio dolor, culpé a los demás por provocarlo. Mi reacción fue juzgarlos, enojarme y tratar de controlarlos. Muchas de las cosas por las que juzgué a los demás fueron las mismas cosas por las que me juzgué severamente a mí misma. Era dura con ellos porque no había aprendido a tener la gracia de Dios conmigo misma.

Esta comprensión de que mi ira y mi juicio eran mecanismos de defensa me permitió comenzar a tener gracia conmigo misma. Estaba haciendo lo mejor que podía con la información que tenía. ¿Y si eso era cierto para mí, podría también ser cierto para los demás?

Cuando abrí mi corazón a esto, comencé a ver que los demás también suelen tener que tratar con sus propias heridas sin resolver y con la autocrítica. Cuando extendemos el amor de Dios a los demás, especialmente a aquellos que parecen más difíciles de amar, les ofrecemos una visión del amor incondicional que tal vez nunca hayan experimentado. Muchos nunca han experimentado este amor por sí mismos, así que cuando lo encuentran a través de nosotros, los ayudamos. Dejen espacio para que sus corazones y mentes puedan estar abiertos a recibir el amor de Dios.

Este es el amor radical de Cristo, el mismo amor que mostró cuando le pidió a su Padre que perdonara a quienes lo crucificaron: “Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lucas 23:34). Incluso en su sufrimiento, Jesús mostró compasión, no condenación.

Dios nos llama a amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Pero ¿qué sucede cuando andamos por ahí juzgándonos con dureza? ¿Cómo podemos extender la gracia a los demás si no podemos extenderla hacia nosotros mismos? Si nos criticamos constantemente, limitamos nuestra capacidad de mostrar gracia. Dios nos da la gracia libremente y quiere que la recibamos y la reflejemos al mundo.

Amar a quienes nos provocan dolor no es fácil, pero la verdad es que no podemos cambiar a los demás, solo podemos elegir cómo nos comportamos. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ver a los demás con compasión, tal como Jesús vio a Sus perseguidores. Esto no significa que ignoremos el comportamiento incorrecto, sino que estamos llamados a amar y mostrar gracia a pesar de ello. A veces eso significa establecer límites, pero podemos hacerlo desde una posición de amor en lugar de condenación.

Cuando lucho por mostrar gracia, Oro. Le pido a Dios la capacidad de perdonar y la compasión que necesito. Me dirijo a Dios y luego libero a esa persona de mis expectativas, dándole gracia por no ser capaz de proporcionar la sanación que busco para ellos mismos.

Al extender este amor radical, permitimos que otros encuentren la gracia de Dios. Tal vez, por primera vez, estarán abiertos a recibir el amor que les ha faltado, incluso de ellos mismos.

Hazlo Algo Personal: ¿Dónde se te hecho difícil amar a los demás? ¿Hay alguien cuyas acciones desaten juicios o frustración? Reflexiona sobre tu propio dolor: ¿qué tristeza te provocan tus acciones? ¿Te has juzgado a ti mismo por errores similares? ¿Las heridas del pasado influyen en cómo respondes a los demás ahora? ¿Puedes extender gracia contigo mismo y, al hacerlo, extenderlo a los demás? A medida que permitas que el amor y la gracia de Dios llenen tu corazón, podrás reflejarlo también a quienes más lo necesitan.

Ore: Amado Dios Señor, ayúdame a ver a los demás como Tú los ves, con compasión en lugar de juzgar. Sé que a veces mi dolor y mi herida me llevan a querer guardar resentimiento y juzgar, pero te pido Tu gracia para que sanes mi corazón y me des la fuerza para amar a los demás como Tú me has amado. Ayúdame a recordar que las personas están haciendo lo que les plazca. lo mejor que puedan dentro del contexto de sus experiencias y guíame para mostrarles amor y gracia con más libertad como lo haces Tú. Gracias por el ejemplo de Jesús, que nos mostró cómo amar incluso cuando es difícil. Ayúdame a ser un reflejo de Ese amor. Amén. 

Leer: Lucas 6:27, Lucas 23:34, Romanos 12:20, Mateo 7:1-2

Versículo de Memorizar de la Semana: “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.” Juan 3:35, NVI