Martes - EL DESEO DE CONTROL


EL DESEO DE CONTROL

Kimberly Lawrence

Escritura de Hoy: “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7, NVI  

Tema: Estés dispuesto a acceder al tesoro de obedecer y servir con el poder de Dios y no con el nuestro.

HACIENDOCE CARGO... DE TODO

Soy una fanática del control confesa, y frecuentemente me pongo a cargo... de todo. Me gusta asegurarme de que las tareas se hagan correctamente, a tiempo y a mi manera. Tengo una visión de cómo deberían ir las cosas y, como tal, me resulta difícil delegar y confiar en los demás casi cualquier cosa. Por ejemplo, hace poco despedí a mi esposo de lavar la ropa porque no doblaba bien mis camisetas. Él aceptó felizmente su despido y ahora estoy a cargo de toda la ropa nuevamente.

Hay un peligro inherente en tomar siempre las riendas, ser insistente en cada detalle y negarse a confiar en los demás. No solo puede ser agotadora la vida, sino que probablemente me pierda un proceso más fácil o un resultado más favorable. 

CAMBIO DE ENFOQUE

Acabo de experimentar una etapa de la vida en la que la realidad de mi pequeñez y la evidencia del poder de Dios se magnificaron simultáneamente. Durante los últimos 6 meses, mi madre comenzó a recibir cuidados paliativos. No puedo imaginar que haya un momento en esta vida que revele más vívidamente la verdadera falta de poder y control que cuidar a un ser querido durante este tiempo. Yo corría de un lado a otro tratando de anticipar las necesidades de cuidados de mi madre mientras cocinaba, limpiaba, organizaba y concertaba citas. Pensé que, si podía hacer todo bien, podría controlar de alguna manera este proceso inevitable. A medida que se acercaba el momento de su paso de este mundo al siguiente, me sentí muy frustrada. ¿Por qué tenía que demorarse? ¿Por qué tenía que sufrir? Su corazón y su mente estaban listos, entonces, ¿por qué Dios no se la llevaba? Después de todo, hice todo lo que “yo” podía hacer para ayudar. Un amigo y consejero cariñoso me señaló cuidadosamente antes de orar conmigo que, de hecho, estaba tratando de tener el control y que ya era hora de que cambiara mi enfoque de mis necesidades al plan perfecto de Dios. Al aferrarme a la ilusión de mi propio control, estaba demostrando una falta de fe en Él.

FUERA DE SU PODER

Cuando nos entregamos completamente a Dios, reconocemos que Sus caminos siempre son mejores que los nuestros. Este aspecto de la fe no se trata solo de obediencia, se trata del placer de disfrutar de la perfección de Su obra. Aprendí durante la enfermedad de mi madre que, mientras yo me estaba volviendo impaciente, Dios estaba usando cada momento para trabajar en ella, en mí, en toda nuestra familia y dentro de amistades extendidas. La gente llegó a la fe en Cristo, los no creyentes vieron la fe en acción y otros sirvieron desinteresadamente y vivieron su propia fe para nuestro beneficio. Su obra se estaba haciendo, incluso cuando yo no podía verla. Proverbios 3:5-6 dice que confíes en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Esta Escritura debe servirme como un recordatorio constante de que, cuando intento controlar y planificar incesantemente, estoy robándole a Dios la oportunidad de revelar Su gran poder.

BUENA ENTREGA

Hay un límite a lo que puedo manejar en esta vida. Mi fuerza física y emocional son finitas. La Biblia no dice que Dios se llevará todos mis sufrimientos. Todo lo contrario. Jesús dijo: “en este mundo afrontaran aflicciones” (Juan 16:33, NVI). No dijo “puede” o “probablemente”. Ni siquiera dijo “si” tienes problemas. Dijo que TENDRÁS problemas. Pero rápidamente continúa con una promesa importante… “Pero anímense: yo he vencido al mundo”. Cuando me preocupo sin cesar por mis hijos, demuestro una falta de confianza en la protección de Dios. Cuando me preocupo por las finanzas, estoy dudando de la provisión de Dios. Cuando sigo sintiéndome indigno o imperdonable, me falta fe en el amor incondicional de Dios y en el sacrificio de Su Hijo por mí. Cuando lucho por renunciar al control, doy a entender que sé más. Rendirme al poder de Dios le da el espacio para trabajar en mi vida y me permite valorar el resultado.

Hazlo Algo Personal: Considera las formas en que tú, como yo, luchas con el deseo y la toma de control. ¿Se trata de la ropa sucia, un problema de salud, las finanzas o la carrera? Ora conmigo para que podamos rendirnos a un Dios amoroso que tiene todo lo que podríamos desear o necesitar ya disponible y conoce todos los resultados posibles.

Ore: Dios, vengo a Ti hoy con un corazón rendido. Te entrego el control de mi vida y busco Tu voluntad perfecta para mí. Perdóname cada vez que haya pensado equivocadamente que mis caminos son mejores que los Tuyos. Quiero vivir de una manera que te agrade y te dé el control que mereces sobre todos los aspectos de mi vida. Dios, enséñame a confiar más en Ti y las maneras en que mi conducta controladora necesita cambiar. Sé que Tu manera de actuar es muy superior a la mía y quiero que Tú hagas Tu voluntad en cada detalle de mi vida. Amén.

Lee: Proverbios 3:5-6; Juan 16:33; Mateo 11:28-30

Versículo de Memorizar de la Semana: “Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.” Romanos 8:26, NVI