DESALENTADO PERO DETERMINADO
Kendra Intihar
Escritura de Hoy: "Al llegar a un lugar llamado Getsemaní, Jesús les dijo a sus discípulos: 'Siéntense aquí, mientras yo voy a orar’". Marcos 14:32, RVC
Tema: Cuando Jesús se enfrentaba a la tarea más difícil de Su vida, invitó a Sus amigos a Su dolor y a la fortaleza que obtuvo de Su Padre.
JESÚS AGONIZADO
Después de la Cena del Señor, los discípulos fueron con Jesús al Jardín de Getsemaní. Después de pedir a los discípulos que se sentaran allí “mientras yo voy más allá a orar”, el Señor llevó a Pedro, Santiago y Juan más adelante. Dijo a sus amigos: “Es tal la angustia que me invade, que me siento morir. Quédense aquí y manténgase despiertos conmigo” (Mateo 26:38b, NVI). A una distancia corta de ellos, comenzó a agonizar en oración al Padre: “si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. (Mateo 26:39b, NVI
Este es el momento en que me queda más claro que Jesús era completamente Dios y completamente hombre. No era un semidiós, ni un hombre con poderes divinos, ni un dios con "g" minúscula que estaba vestido como un ser humano. Él era Dios. Él era hombre. Lo vemos en Su angustia cuando ora al Padre para que, si fuera posible, la ira de Dios se satisficiera de otra manera. Jesús, orando desesperadamente y sudando gotas de sangre, eligió la voluntad de Dios.
Jesús sabía que la copa de la ira de Dios tenía que ser derramada contra el pecado y el mal que habían corrompido Su hermosa creación, incluidas las criaturas que portaban su imagen. Dios nos ama tanto. Debido a que Jesús aceptó esta copa, somos redimidos.
AGOTADOS POR LA TRISTEZA
“Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza. “¿Por qué están durmiendo? —les exhortó—. Levántense y oren para que no caigan en tentación’”. Lucas 22:45-46, NIV
Jesús sabía que, aunque tentado, nunca abandonaría la voluntad de Dios. Sin embargo, sabía que sus amigos sufrirían la tentación, por lo que les pidió que oraran. Y tenía razón. De hecho, momentos después, Pedro sería reprendido por Jesús por desenvainar su espada para cortarle la oreja a Malco, el siervo del Sumo Sacerdote judío. Matar incluso a los enemigos del Señor no era la voluntad de Dios, pero Pedro cayó en esa tentación, y de otras, a medida que avanzaba la noche.
JESÚS ES FIEL
Jesús reprendió a Pedro, Santiago y Juan por quedarse dormidos, agotados por el dolor, mientras se suponía que debían estar vigilando. Cualquier persona que llora cuando está de duelo puede decirle: las lágrimas de dolor lo cansaran. Los discípulos habían visto a Jesús mantenerse firme frente a la oposición docenas (¡si no cientos!) de veces. Incluso lo habían visto profetizar su propia muerte y resurrección muchas veces durante su ministerio. Pero nunca lo habían visto triste hasta el punto de la muerte.
Una vez, cuando mi hijo tenía cinco años, él y yo quedamos atrapados en un vagón de tren en medio de la noche, completamente solos. Entré en pánico y comencé a llorar. No estaba acostumbrado a verme tan mal. Como puede imaginar, mi reacción a la situación influencio su reacción, y ambos nos reducimos a lágrimas de pánico. Creo que tal vez fue lo mismo para los discípulos. ¡Ver al Mesías abatido me abatiría a mí también! La diferencia entre el dolor de ellos y el Suyo era esta: Los discípulos estaban tristes porque no entendían lo que le estaba pasando a su futuro Rey. Su tristeza nació del miedo. Pero Jesús estaba triste porque estaba voluntariamente resignándose a experimentar el pecado del mundo. Su dolor nació del amor.
Hagalo Algo Personal: Yo soy como Pedro, Santiago y Juan en ese jardín. Llamo a Jesús mi amigo, pero todavía lucho por seguirlo. Al igual que Pedro, Santiago y Juan, estoy tan avergonzada por mis fracasos que “[ni siquiera] sé qué decirle” (Marcos 14:40b, CSB). Pero Jesús nos conoce y nos ama. Incluso cuando no somos fieles, Él lo es. Jesús siempre está donde se supone que debe estar: dentro de la voluntad de Dios. Jesús usó los corazones defectuosos pero hermosos de Pedro, Santiago y Juan para difundir las Buenas Nuevas del Reino de Dios después de Su muerte y Resurrección. A pesar de sus fracasos, Dios los vio como instrumentos de Su obra y embajadores de Su promesa, ¡y también nos ve a nosotros de esa manera! Usted y yo podemos traer lo que tenemos a Dios, por imperfecto que sea, y Él puede usarlo para el bien del Reino.
Ore: Señor, Tú sabías lo que venía y dijiste “sí” a eso. Gracias por odiar el quebrantamiento del mundo y amarme tan completamente. Elegiste rescatarme de todo lo que me entrampa, haciéndome libre en Ti. Eres tan fiel, Dios, incluso cuando yo no lo soy. En el Nombre de Jesús, cuento mis dones como Tuyos para usarlos para Tu gloria. Amén.
Leer: Ezequiel 34:11-12; Colosenses 1:13-14; Isaías 41:10; Hechos 2:14, 36
Versículo de Memorizar de la Semana: “Porque por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva”. Romanos 6:4, RVC