Lunes - TODO TU SER PARA TODO SU SER


TODO TU SER PARA TODO SU SER

Kyle Laws

Escritura de Hoy: “¡Escucha, Israel! El Señor es nuestro Dios, solamente el Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.” Deuteronomio 6:4-5, NVI

Tema: El Shemá, una oración judía que afirma la fe y se recita a diario, le recuerda al pueblo de Dios quién es Él y el primer y más grande mandamiento.

UN SOLO DIOS

Cuando Moisés pronunció estas palabras, las naciones vecinas adoraban a diversos dioses, cada uno con su propio dominio. Había un dios para la fertilidad, un dios para la lluvia y un dios para la guerra. Pero el Dios de Israel es diferente. Él es el único Dios verdadero, creador de todas las cosas y gobernante de todos los aspectos de la vida; no hay otro dios fuera de Él. “Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí no hay ningún Dios.” (Isaías 45:5a). Si creemos que Dios es verdaderamente el único Dios, entonces nuestra confianza debe estar depositada completamente en Él. Se nos invita a desprendernos de los falsos dioses del control, la reputación, la comodidad o cualquier otra cosa que compita por nuestra lealtad. Él es soberano sobre todas las cosas; podemos descansar en Su poder, incluso cuando las circunstancias parezcan desfavorables.

CON TODO TU CORAZÓN

Amar a Dios con todo tu corazón significa que Él se convierte en el deseo supremo que moldea todos los demás deseos. No se trata solo de sentir afecto por Él; se trata de alinear tu voluntad, decisiones y prioridades con las Suyas. También significa eliminar los amores que compiten o cualquier cosa que valoremos más que a Él; amar a Dios con todo tu corazón nos llama a entregarlos para que Él pueda reinar plenamente en nosotros. ”Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.” (Proverbios 4:23 NTV). Si tu corazón está herido y lo dejas expuesto, la amargura se filtrará en tus palabras. Piensa en tu corazón como un manantial de agua. Si dejas que la basura, el veneno o la amargura caigan en él, la corriente descendente será tóxica; Si la proteges, la mantienes pura y la llenas de la verdad de Dios, la vida se derramará sobre los demás.

CON TODA TU ALMA

Amar a Dios con toda tu alma no se trata solo de lo que sientes, sino de quién eres. Es entregarle tu identidad, tu sentido de valor y tu propósito. Es la diferencia entre conocer a Dios y pertenecer a Él. Cuando lo amas con toda tu alma, tu vida se entrelaza con la Suya, y tu historia se convierte en parte de la Suya. Muchos vinculamos nuestro sentido de identidad a los logros, las relaciones o las posesiones, pero estos pueden desvanecerse o desaparecer en un instante. La verdadera identidad se encuentra en Dios. “Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.” (Mateo 16:25). Confía en que nuestra vida más verdadera se encuentra en Él, no en lo que el mundo ofrece. Piensa en un río que pierde sus aguas en el océano; sin embargo, en esa entrega, ¡se convierte en parte de algo vasto e inmenso!

CON TODAS TUS FUERZAS

A veces podemos limitar nuestro amor por Dios a las devociones privadas o al culto dominical, pero Dios nos pide un amor que se extienda al resto de la semana. Amarlo con todas nuestras fuerzas significa que nuestro trabajo, nuestras conversaciones, nuestro servicio e incluso nuestro descanso se convierten en oportunidades para glorificarlo. Es usar activamente la vida y los recursos que nos ha dado para construir Su reino, ayudar a los demás y vivir de una manera que guíe a las personas hacia Él. “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo,” (Colosenses 3:23). Esto nos recuerda que Dios es nuestra verdadera audiencia. Ya sea en el ministerio, la crianza de los hijos o el servicio dedica toda tu energía y entusiasmo a la tarea, no porque la gente te esté mirando, sino porque Dios es digno. Servir a Dios con todas tus fuerzas es sembrar semillas de vida dondequiera que vayas, incluso cuando nadie te ve.

Hazlo Algo Personal: Observa qué llama tu atención cada día. Tus preocupaciones, metas y hábitos revelan lo que moldea tu corazón. Llévalos a Dios y pídele que sea lo primero. Amarlo plenamente no se trata de esfuerzo; es dejar que Él guíe tus deseos, tu identidad y tus acciones. Tómate un momento de tranquilidad para invitar a Su Espíritu. Donde haya distracción, deja que Él te enfoque. Donde haya miedo, deja que Él te dé paz. Su amor no es una carga, sino una libertad: la libertad de pertenecer completamente al único Dios que te creó.

Ore: Dios Señor, solo Tú eres Dios. No hay nadie fuera de Ti. Enséñame a amarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas. Elimina las distracciones que dividen mi devoción y ayúdame a vivir cada momento a la luz de Tu grandeza. Que mis pensamientos, mi identidad y mis acciones sean completamente Tuyos. En el nombre de Cristo Jesús, amén.

Lee: Mateo 22:36-38, Proverbios 3:5, Salmos 119:34, Salmos 111:1

Versículo de Memorizar de la Semana: “Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo y por medio de él hizo el universo.” Hebreos 1:1-2, NVI