Lunes - CARNE FRÁGIL


CARNE FRÁGIL

Jenna Worsham

Escritura de Hoy: “Porque la circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos, nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.—” Filipenses 3:3, NVI

Tema: Nuestra confianza no debe estar en nuestra carne, sino en lo que Jesús hizo por nosotros.

INDICADOR

Los indicadores químicos ofrecen evidencia visual de la composición química. Es posible que haya oído hablar del tornasol. Cambia de color para indicar si una sustancia es un ácido o una base. Está elaborado a partir de líquenes y es un indicador natural.

Las hortensias también son un indicador natural. Están por todas partes en el piedemonte de Carolina del Norte. Las que había en mi jardín comenzaron siendo rosados cuando los compré, pero cambiaron a azul una vez que los planté en el suelo de mi jardín. El azul indica suelo ácido, el morado indica suelo neutro y el rosa indica suelo básico. Fascinante.

CONFIANZA EN LA CARNE

Para los israelitas, la circuncisión era un indicador de pertenecer a Dios. Fue la señal de que Abraham y sus descendientes eran parte del pacto de Dios.

Bajo el antiguo pacto, todo varón israelita era circuncidado, generalmente ocho días después del nacimiento. En casos especiales, los adolescentes, los adultos o los extranjeros eran circuncidados después. Hablar de esta práctica puede parecer extraño. A mí me lo parece. Sin embargo, la Escritura de hoy nos invita a replantear la circuncisión analizando su función como indicador.

Ese indicador físico debía mostrar un cambio de comportamiento y postura del corazón. “Porque la circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos, nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos”. (Filipenses 3:3, NVI). De vez en cuando me siento tentado a confiar en mis capacidades físicas para llevar una carga, realizar una tarea, lograr metas, motivar a otros o atender necesidades. Cuando mi carne falla, pierdo la confianza o me siento inútil. La carne siempre decepcionará. Estamos limitados. Necesitamos dormir. Estamos heridos. Nuestros cuerpos envejecen. Mi productividad no determina mi valor, aunque eso sea lo que la sociedad crea. Sin embargo, no es el indicador.

INDICADOR VERDADERO

Nuestra adoración por el Espíritu, la gloria y la confianza en Jesús nos distingue. El Espíritu Santo en nosotros es el indicador de nuestra pertenencia. Ya no necesitamos un marcador físico. Tenemos un marcador espiritual de la promesa del pacto. Podemos tener confianza en lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Su carne santa, partida por nosotros, es la única carne que nos salva.

Tu eres el marcador que distingue al pueblo santo de Dios e indica la promesa de Su promesa de pacto. En el Sermón de la Montaña, Jesús dijo: “Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse.” (Mateo 5:14, NVI). Sin embargo, nuestra confianza descansa en Jesús y lo que Él hizo, no en nuestra propia luz ni en nuestras obras. Cuando adoramos por el Espíritu de Dios, nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no confiamos en la carne, somos el marcador de las promesas de su pacto.

Hágalo Algo Personal: ¿De qué manera pones tu confianza en Jesús? ¿De qué manera recurres a tus propias habilidades, carisma, fuerza o poder? Ofrece tu cuerpo físico, con todas sus fuerzas y debilidades, a Dios mientras estas orando. Conviértete de esta manera en un indicador de la promesa de Dios.

Ore: Dios, gracias por crearnos con la capacidad de servir y adorar. Ayúdanos a reconocer nuestra propia fragilidad para que podamos confiar plenamente en Tu fuerza. Mi carne no es digna de confianza. Gracias por ser eternamente fiel. Toda gloria y honor para Ti. Amén.

Leer: Mateo 5:13-16; Filipenses 3:1-11

Versículo de Memorizar de la Semana: “El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.” Juan 10:10-11, NVI