UN RESCATE PLANIFICADO
Carey Madding
Escritura de Hoy: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16, NVI
Tema: La santidad de Dios y Su amor dieron como resultado el sacrificio perfecto—Jesús—para que pueda estar con Él eternamente.
SALVADOS DEL FUEGO
Una querida amiga mía perdió su casa y sus pertenencias en un incendio hace muchos años. Varios de sus amigos de Grupo de Vida fueron a ayudar a rescatar lo que pudieron. Investigaron la mejor manera de restaurar las fotografías empapadas y cómo restaurar otros artículos preciosos. No se rescató mucho, pero sí se rescataron algunos objetos (sentimentalmente) muy valiosos.
OPCIONES OBVIAS
Me hace pensar: si se produjera una inundación repentina o un incendio y yo estuviera en mi casa, ¿qué agarraría, incluso a riesgo de mi vida? Cuando los asistentes de vuelo de la aerolínea me dicen en la conferencia de seguridad: "Si esto sucede, deje todas sus pertenencias", siempre pienso: "¡Seguramente puedo agarrar mi pequeño bolso!". ¿Qué cosas preciosas le vienen a la mente?
Aunque pensamos en fotografías, carteras y pasaportes, nunca los recogeríamos antes de nuestra familia, amigos o incluso mascotas que están en casa con nosotros. Nuestra prioridad sería salvar vidas, no posesiones. Sabemos cuán preciosas son esas vidas, lo que hace que el sacrificio que Dios hizo –ofreciendo a su único Hijo– sea mucho más imposible de comprender para nosotros.
DIOS PLANIFICÓ NUESTRA SALVACIÓN
Sin embargo, a diferencia de aquellos sorprendidos por un incendio, Dios no fue tomado por sorpresa. Estaba abriendo un camino para escapar del desastre de la muerte eterna, incluso del fuego del infierno, desde el primer pecado. Tenía un plan para salvarnos a todos, renunciando a la ofrenda más importante. La primera vez que escuchamos indicios de que Jesús vendría y derrotaría al enemigo en Génesis 3, cuando Dios le habla a la serpiente (Satanás) y le advierte que un día será derrotado. Cuando Abel trajo apropiadamente una ofrenda de corderos de su rebaño, prefiguró la ofrenda perfecta del Hijo de Dios, porque “sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados” (Hebreos 9:22b, NVI).
EL HILO ESCARLATA
Cuando el carnero fue inmolado en lugar de Isaac, el hijo de Abraham, vemos el sacrificio sustitutivo y la fe que requería. La ramera Rajab, siguiendo las instrucciones de los espías, colgó un cordón escarlata de su ventana y fue salva. Las cortinas del templo y el efod del Sumo Sacerdote estaban costuradas con hilos escarlatas, que nos recuerdan la sangre de los corderos y las ofrendas de toros. La Fiesta de la Pascua es un gran recuerdo de la salvación de la esclavitud en Egipto y la maldición del Ángel de la Muerte, donde la sangre de un cordero en el marco de la puerta era el acto de fe requerido.
Dios nos ha amado eternamente y Su plan de rescate ha estado “en proceso” desde que Adán y Eva trajeron el pecado al mundo por primera vez. Su plan es para mí beneficio y mi salvación, y la suya. Pero ¡oh, Dios Señor, ¡a qué precio!
Hágalo Algo Personal: ¿Qué cosas preciosas posee usted? ¿Los sacrificaría en nombre de otra persona? Quizás para un familiar directo, ¿verdad? Pero para la gente malvada, no. Nunca. Tómese el tiempo para considerar y estar agradecido con Dios.
Ore: Dios Padre, soy egoísta. Primero pienso en mí, luego en mi familia, mis amigos y mis cosas. No puedo comprender un amor tan grande. Mi mente no puede imaginar un sacrificio tan horrible. Gracias por la sangre derramada por mí, el cuerpo quebrantado, la separación por el pecado del Padre y el Hijo. Muchas gracias porque ahora Jesús es Rey y yo le pertenezco. Ayúdame a recordar siempre lo que costó pagar mi deuda. En Tu Nombre oro. Amén.
Leer: Génesis 3:14-15, 22:6-14; Éxodo 12:5-14; Juan 1:29
Versículo de Memorizar de la Semana: ‘Jesús le dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí’”. Juan 4:6, RVC