Jueves - SOLO POR ESTA VEZ


SOLO POR ESTA VEZ

Micah Smith 

Escritura de Hoy: "Cuando Salomón envejeció, sus mujeres lo hicieron adorar a dioses ajenos, y a diferencia de David, su padre, su corazón dejó de ser perfecto ante el Señor su Dios." 1 Reyes 11:4, NVI

Tema: La transigencia espiritual siempre conduce a la división, la destrucción y la cautividad al pecado.

Steve Prefontaine fue legendario por su férrea confianza en sus propias habilidades. El corredor de largas distancias dijo: "No se trata de quién es el mejor, sino de quién puede soportar más dolor", midiendo la grandeza en términos de fuerza de voluntad sobre talento. Su fortaleza mental y su control absoluto en la pista eran inspiradores; se negaba a mantener un ritmo conservador o a "correr con seguridad" como otros corredores. Desafortunadamente, esa confianza no siempre se tradujo en autocontrol fuera de la competición. Su invencibilidad en la pista fomentó una ilusión de control en todos los aspectos de su vida.

Tras organizar una fiesta después de una carrera de atletismo, Prefontaine cometió un trágico error de cálculo. Con una concentración de alcohol en sangre del doble del límite legal, decidió conducir, quizá creyendo que podía con todo en su vida. Ese único compromiso terminó con su coche chocando con un muro de piedra, atrapándolo debajo y truncando una carrera y una vida brillantes. A veces, nuestras mayores fortalezas pueden cegarnos ante nuestras vulnerabilidades más peligrosas.

LA LECCIÓN DE LAS 70 LIBRAS

Antes de tener hijos, mi esposa y yo pensábamos que sería divertido dejar que nuestro bulldog inglés de 70 libras se subiera a la cama de vez en cuando, solo para ver cómo reaccionaba. Ese pequeño compromiso se intensificó rápidamente. Primero, empezó a subirse solo. Luego, dormía con nosotros todas las noches. Luego, mi esposa empezó a despertarse con un bulldog literalmente sentado sobre su cabeza. Teníamos un colchón de matrimonio, así que un perro nos sacaba de la cama apretujados, casi imposible de mover una vez que se acomodaba para pasar la noche.

Aquí está el truco: éramos relativamente disciplinados en otras áreas de la vida, pero por alguna razón seguíamos sacrificando horas de sueño valiosas porque sabíamos que romper con su hábito iba a ser difícil. Toleramos una situación que claramente no funcionaba porque abordarla parecía más difícil que simplemente afrontar las consecuencias. ¿Les suena familiar?

LA LENTA CAÍDA DE SALOMÓN

Salomón no cayó de la noche a la mañana. Comenzó con matrimonios políticos: alianzas estratégicas que parecían sabias. Luego vino la tolerancia hacia la idolatría de sus esposas: seguramente podía soportar estar cerca de ella sin participar. Finalmente, la participación: unirse a sus prácticas religiosas parecía una buena manera de construir una relación. Cada paso parecía manejable, incluso defendible. Pero el compromiso es como ese bulldog en la cama: comienza poco a poco y gradualmente se impone hasta que uno se pregunta cómo se vio obligado a meterse en una posición tan incómoda.

Hazlo Algo Personal: ¿En qué aspectos de tu vida espiritual estás haciendo pequeñas concesiones? ¿Qué problemas o pecados personales toleras porque te parece demasiado difícil abordarlos? ¿Son tus hábitos de gasto, el tiempo que pasas frente a la pantalla, esa página web que solo visitas cuando no hay nadie o tus relaciones las que te alejan de Dios? Como Salomón, quizá estés convencido de que puedes con ello, pero las concesiones tienden a desplazar gradualmente lo que más importa. 

Ore: Dios Padre, ayúdame a reconocer los pequeños compromisos que estoy haciendo y que podrían llevarme a problemas mayores. Dame la valentía para abordar los problemas ahora en lugar de esperar a que se apoderen de mí. Mantén mi corazón completamente fiel a Ti y recuérdame que lo que parece manejable hoy podría desplazar mi devoción mañana. En el nombre de Cristo Jesús, amén.

Lectura: 1 Reyes 11:1-13

Versículo de Memorizar de la Semana: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.” 2 Crónicas 7:14, NVI