Jueves - PAZ, PROPÓSITO Y PRESENCIA: EL DON DEL ESPÍRITU PARA CADA CREYENTE


PAZ, PROPÓSITO Y PRESENCIA: EL DON DEL ESPÍRITU PARA CADA CREYENTE

Rashawn Nance

Escritura de Hoy: “Una vez más les dijo: “La paz sea con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”.  Entonces sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo.’” Juan 20:21-22, NTV  

Tema: La presencia del Espíritu Santo es un don precioso de Dios mismo. Él mora en todo aquel que cree en la muerte y resurrección de Jesús y recibe Su oferta de salvación.

DIOS CON NOSOTROS, SIEMPRE

Después de la resurrección, Jesús se encontró con Sus discípulos en una habitación cerrada, rodeados de miedo e incertidumbre. Con palabras tiernas, les ofreció lo que sus corazones más necesitaban: “La paz sea con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así también yo los envío a ustedes”. Pero Jesús no se detuvo allí; sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo”.

Este no fue solo un gesto de consuelo. En ese momento, Jesús les estaba dando el mayor regalo: la presencia misma de Dios, no solo a su lado, sino viviendo en ellos. El Espíritu Santo no es un concepto distante ni una fuerza abstracta. Es la presencia personal, reconfortante y empoderadora de Dios, listo para encontrarnos dondequiera que estemos.

UN REGALO PARA TODOS LOS QUE CREEN

La belleza del Espíritu Santo radica en que no está reservado para quienes parecen tenerlo todo bajo control. Es para cualquiera —sin importar su pasado, sus dudas o sus luchas— que crea en la muerte y resurrección de Jesús y acepte Su invitación a una nueva vida.

El Espíritu Santo trae paz que calma los corazones ansiosos, fortaleza cuando sentimos que nos quedamos sin fuerzas y guía cuando el camino por delante no está claro. Nos recuerda con dulzura, una y otra vez, que nunca estamos solos: Dios mismo está con nosotros, incluso en nuestros momentos más oscuros e inciertos.

FORTALECIDOS PARA IR

Jesús no solo les dio a Sus discípulos paz y Su presencia para calmar sus temores; infundió propósito y poder en sus vidas. El mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los muertos cobró vida en ellos y ahora vive en nosotros, capacitándonos para amar con valentía, servir desinteresadamente y compartir esperanza dondequiera que vayamos.

No estamos llamados a depender de nuestra propia fuerza o sabiduría; el Espíritu de Dios es la fuente de todo lo que necesitamos. Él hace posible lo imposible, transformando a personas comunes en instrumentos de la extraordinaria gracia y el propósito de Dios.

Hazlo Algo Personal: He aprendido que este caminar con Jesús no se trata de perfección, sino de progreso. Algunos días lo logro, y otros me quedo corto, pero lo importante es que sigo presente, sigo buscándolo y sigo adelante gracias al Espíritu Santo que habita en mí. Sé que nunca me ganaré el amor de Dios ni seré perfecto, pero esa es la belleza de la gracia: Él me ama de todos modos.

Hay un gozo verdadero en saber que siempre puedo acudir a Él en busca de perdón y dirección, sin importar lo que la vida me presente. Mi esperanza no está en mis propias fuerzas, sino en la promesa de que Jesús nunca me dejará. Cada día, quiero vivir con intención, adorarlo con honestidad y confiar en que Él está conmigo y con mis seres queridos, guiándonos más cerca de Su propósito.

Ore: Jesús, gracias porque esta vida no se trata de perfección, sino de progreso: de caminar Contigo, paso a paso, día a día. Mi mayor esperanza es escucharte decir: "Bien hecho, mi fiel siervo", cuando este caminar termine. Ayúdame a encontrar gozo al seguir el camino recto, a buscar perdón cuando me quede corto y a recordar que, pase lo que pase, Tú eres la fuente de poder y Tu Espíritu Santo nunca me dejará ni me abandonará.

Recuérdame, Señor, que no tengo que ser perfecto para caminar Contigo. Lo que puedo hacer es tomar mi cruz cada día, ser intencional en mi adoración y alabanza, y elegir vivir para Ti. Soy pecador; no hay nada que pueda hacer para ganarme Tu amor, pero Tú lo das libremente, y por eso te doy gracias, Cristo Jesús.

Dios, por favor, acompaña a mis amigos y familiares, tanto de sangre como de espíritu. Danos la fuerza y ​​la voluntad para nunca dejar de buscarte, para seguir adelante en este camino hacia Tu reino. Llena nuestros corazones de fe, nuestras vidas de propósito y nuestros días de Tu presencia. Amén.

Lee: Juan 14:16-17; Romanos 8:11; Hechos 1:8

Versículo de Memorizar de la Semana: “Pero digo la verdad: les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré.  Y cuando él venga, convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio;” Juan 16:7-8, NVI