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La historia de Jesús, Su muerte y Su resurrección, es bien conocida. Para algunos, la Pascua es solo otra festividad para recordar a un gran hombre. Sin embargo, la Pascua lo completa todo. Trae liberación de la culpa; abre la puerta a la vida real; y es el único camino a la salvación eterna. Todo comienza con el reconocimiento de la pena del pecado y el pago que Jesús hizo por nosotros. Continúa a medida que comenzamos a vivir con la esperanza y la seguridad de que nuestro Dios puede darnos una pizarra limpia. Nada es imposible para nuestro Dios.

Al terminar la serie sobre el Tabernáculo, estamos entrando al lugar santísimo. Pero más que eso, estamos aprendiendo que ahora somos ese lugar especial, la residencia del Espíritu de Dios. Cómo estamos preparando nuestros corazones para Él y cómo estamos viviendo nuestras vidas para Jesús: estas son las preguntas que discutiremos esta semana.

Entrar en los atrios del templo requería sacrificio. El templo de Salomón fue dedicado con muchas ceremonias, oraciones, adoración y muchos sacrificios. Nosotros también debemos traer el sacrificio de una vida santa para agradar a Dios, cuyo Espíritu vive dentro de nosotros. Nosotros también necesitamos un avivamiento en nuestras vidas y en nuestra iglesia.

De muchas maneras, Dios estaba revelando a Jesús como el Camino, incluso en la arquitectura del tabernáculo y el templo. Entremos en un estudio de la puerta del templo y los atrios exteriores y encontremos allí la verdad acerca de Jesús.

El templo está en usted. Usted es parte del lugar donde Dios habita en la tierra. “¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos;” (1 Corintios 6:19, NTV). A lo largo de esta serie estaremos aprendiendo sobre el templo, el lugar sagrado donde Dios habita en la tierra. A pesar de lo quebrantadas que están las personas, Él nos eligió a nosotros. Él ofreció a Su hijo como sacrificio expiatorio para permitirnos estar en Su presencia.