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A primera vista, mirando a la “mujer de Proverbios 31” parece estar más allá de todos nosotros, ya sea hombre o mujer. Pero las enseñanzas de Proverbios son sabiduría piadosa, transmitida de padres y madres a sus hijos e hijas. ¿Qué puede aprender cada uno de nosotros, incluso de las tareas y oficios antiguos, que se aplique y beneficie a nuestra vida hoy?

La vida tiene una forma de ensuciarse. A veces, las circunstancias nos superan o las personas se interponen en nuestros planes. De vez en cuando, nos encontramos en una determinada situación debido a nuestras propias malas decisiones y acciones. Cuando nos enfrentamos a una crisis, lo que hacemos y hacia dónde nos volvemos en medio del problema puede determinar cómo se resuelve. Jonás, en medio de un lío que él mismo había creado, volvió su corazón a Dios para que lo rescatara. Podemos volvernos a Dios, sin importar las circunstancias que nos rodean.

Dinero. Construimos nuestras vidas en base a lo mucho que tenemos y lo que podemos conseguir. Sin embargo, Dios nos recuerda en Su Palabra que la forma en que usamos el dinero influye en nuestra relación con Él y con los demás. Además, Él tiene todos los recursos y proporciona lo que necesitamos. ¿Cómo podemos ordenar nuestras finanzas y ordenar nuestras prioridades equivocadas mientras todavía vivimos en una carrera de ratas, una cultura centrada en lo material?

Cómo usted pasa su tiempo realmente importa, ya sea bueno, malo o desperdiciado. Si queremos agregar valor y honrar a Dios, debemos comenzar por evaluar nuestros horarios.

Las relaciones que ya tenemos realmente importan, ya sea para bien o para mal. Si queremos agregar valor y fortalecer nuestras relaciones, debemos comenzar con lo que decimos o no decimos. Las palabras que hablamos pueden herir, derribar y destruir. Sin embargo, también tienen el poder de sanar, edificar y empoderar.