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La vida es dura y tenemos tareas difíciles por delante: terminar un proyecto, sanar una relación, iniciar un negocio, ¡incluso dejar una carrera para volver a la escuela! Este dicho es saludable: “Podemos hacer cosas difíciles.” Sin embargo, muchos de nosotros luchamos para comenzar o completar los sueños que Dios nos ha dado. Dios tiene una estrategia y ha provisto todos los recursos que usted necesita para hacer todo lo que Él ha puesto en su corazón.

Gran parte del estrés que tenemos sobre el dinero y las finanzas proviene del miedo. ¿Tendré suficiente? ¿Seré un éxito? ¿Estoy manteniendo a mi familia y dándoles una gran vida? Necesitamos reemplazar el miedo con confianza y satisfacción. Dios es nuestra ayuda y nuestro proveedor. Él nunca tuvo la intención de que nosotros manejáramos esta presión. Él tiene un plan para liberarnos del estrés. De hecho, Él proveerá todo lo que necesitamos para una vida que lo honre.

A lo largo de la Biblia, hombres y mujeres poderosos de la Biblia han fracasado, se han levantado y han vuelto a confiar en Dios. El fracaso no es el final: es un maestro maravilloso... si sabes “ganar al fracasar”. El plan de Dios para seguirlo nos lleva de vuelta al éxito si obedecemos sus instrucciones.

Jesús nos dijo que en este mundo tendríamos problemas. También dijo que estaba compartiendo esta extraña noticia con nosotros para que “en mí tengáis paz.” Dios le ama. Él conoce su dolor, estrés y luchas. Jesús ha vencido al mundo y a la muerte, pero todavía sufrimos hoy. Pablo nos da la estrategia para liberar esas ansiedades y temores y enfocarnos en Dios.

A la mayoría de nosotros nos encanta tener el control. Muchos de nosotros también tenemos problemas de confianza. Elegir confiar en Dios en lugar de manejar las cosas nosotros mismos es una forma de demostrar que realmente amamos y creemos en Dios. Craig Groeschel escribe: “Queremos que Dios se pruebe a Sí mismo para que podamos confiar en Él. Dios quiere que confiemos en Él para que pueda probarse a sí mismo.”